viernes, 29 de noviembre de 2013

Rota VII









 ¿Cuántas han sido las veces que hemos querido retroceder y reparar aquellos errores del pasado? Lo más seguro es que cientos de veces... A veces incluso para poder cambiar una palabra, una mentira... O incluso una verdad, pero los humanos somos así, y el tiempo no se puede retroceder... Nos guste o no...


Mis labios se encuentran entreabiertos, y mi rostro ya sorprendido con el teléfono en la mano. "Tiene que ser un sueño... Tengo que estar... soñando..."


Me levanto de la cama, casi sin aire, para acabar arrancándome la peluca, escuchando cómo la lluvia cae contra el cristal de la habitación vacía... Me dirijo a la puerta, con furia, para abrir la puerta y encontrarme a Ángel a punto de abrirla, con la mano fija en un punto, como si estuviera a punto de abrir la puerta pero no haber tenido el tiempo suficiente.


-Nena... ¿Qué ha pasado?-pregunta al verme.


-Nada.-respondo algo enfadada y fría, para apartarlo de mi camino con un empujón.


-J...Juni, oye... ¿Dónde vas? ¡Juni!


No le respondo, ni siquiera me volteo hacia él, ni hacia Ayla, que se encuentra en el salón, y me contempla. Aunque puedo escuchar el susurro de Ángel preguntando: "Entonces...¿Por qué lloras?"


Salgo de la puerta principal, dando un portazo, viendo cómo las farolas empiezan a parpadear mientras empiezo a caminar, vagando en silencio aquella calle desierta. Puedo notar como el maquillaje se escurre por todo mi rostro al notar la fuerte lluvia caer por mi cuerpo, pero eso no me importa en absoluto. Todavía sigo sin creer sus palabras...  


*Flashback*


-¿Es que te arrepientes?


Tras mi pregunta, todo se mantuvo en absoluto silencio, y un trueno sonó desde la ventana, podía escuchar la conversación de Ayla y Ángel, algo cansados. 


-No lo sé... ella mató a mi novia... Pero en parte su actitud también es...


"Culpa tuya" acabé la frase por ti en mi mente, ya que lo conocía lo suficientemente bien como para saber que no iba a decirlo.


-Ángeles...-susurré sin darme cuenta, ese era el nombre de su chica, lo recordaba bien, tal y cómo la maté con mis propias manos, en la mismísima puerta de...


-¿Cómo sabes su nombre?


Mierda... La había cagado.


-Ehh... Esto... Juni hablaba de ella.


-Tengo a Juni ya olvidada. No significa ya nada para mí...


Mis ojos se abrieron de par en par, sin darme cuenta. ¿Realmente dijo eso? 


*Fin del Flashback*


Puedo notar cómo la lluvia ha mojado mi cuerpo por completo y cómo, las gotas del agua de mi cuerpo, caen desde la punta de mi nariz goteando, al igual que por mi barbilla, bajo la luna cubierta por las nuves. Olvidada... así es como he estado viviendo estos años, creyendo que todavía te acordarías de mí, que al menos me echarías de menos pero...


Una oleada de sentimientos se apodera entonces de mi ser, la añoranza, la tristeza, el dolor... Quiero gritar, gritar que quiero que vuelvas a mi lado, gritar que no quise que nada de aquello pasara, gritar que... eres lo más importante de mi vida, pero... ¿de qué va a servir? ¿Qué voy a obtener a cambio?


Araño mis hombros con mis dedos, todavía con las lágrimas recorriendo mi rostro, aunque no se hagan notar. Qué asco de vida, qué mierda de humanos... Ojalá... ojalá las cosas no hubieran sido como fueron...


Aprieto los dientes, dejando caer mi cabeza en mis codos, agarrados a mis rodillas. Nunca quise pensar que.... me olvidarías.... He estado tan aferrada a esa esperanza que... Ya no puedo contener más los sollozos, que salen de mis labios, junto con las lágrimas y el agua de la lluva por ya todo mi cuerpo. Qué asco de vida...


Puedo notar cómo mi sangre escurre entre mis hombros, por estar arañándome con tanta fuerza, pero eso no me importa, ya me he roto por dentro, ya no me queda nada... Nada de nada... Siento que me quiero morir, que mi existencia no vale para nada, nada en absoluto...


-Sabía que estarías aquí...-al escuchar la voz, levanto la cabeza de golpe, notando cómo el corazón me da un buelco enorme. Es...-¿Estás bien?


Puedo notar cómo una chaqueta es lanzada, delicadamente, encima de mi cuerpo, cubriendo toda el agua, y protegiéndome de la lluvia. Bajo la cabeza, mirando a otro lado, no quiero que me vean así... y menos...


-Creí que estabas muerta.


-¿Qué quieres de mí?-digo en voz alta, enfadada y fría, sin mirarte a la cara.


-Despedirme de ti.


Alzo las manos, limpiando mis lágrimas con la dorsal de mi mano derecha. No tiene sentido que le muestre lo que siento ahora, que ya han pasado tantos años y que sé que no le importo nada en absoluto.


-Ya nos despedimos la última vez.


-La última vez que te vi te di por muerta-respondes, colocándote a mi lado


-No decías eso a los de la prensa ni a los paparazzi.-respondo de igual tono, mostrando toda la frialdad que se puede demostrar.


-Te odiaba, y te sigo odiando por lo que le hiciste a Ángeles.


-Ya han pasado dos años desde que acabé con ella. No sabía que estabas mirándome.


-Y lo estaba haciendo, para mi desgracia. Sabes que nunca quise que acabaras así, Juni.-volteo mi mirada, sin atreverme a mirarte a los ojos-Sabes que, aunque no quería establecer contacto contigo, nunca quise que llegaras a estos extremos, jamás.


-Lo perdí todo, y lo sabes. Lo arriesgué todo por ti... Incluso a Ángel, y sabes lo mucho que me importaba él a mí, más que nadie en el mundo. Pero a pesar de todo, lo hice por ti. 


-Pero era por tu propio bien, lo sabes.-te agachas hacia mí, mirándome-y en vez de mejorar tu vida la has destrozado por completo, haciéndote una asesina en serie buscada por todo el mundo, incluso por el FBI y la CIA. Mataste a tu propia familia, a tus amigos, a todo un instituto completo con una sola espada. Incluso mataste a tus propios vecinos.


-Es lo que tiene que todos te vean como una estúpida loca de un piso sin sentido y que no tiene más que hacer que sentarse y llorar. Me cansé ya de eso, perdí mis ganas de vivir.


-Y no debiste.


-Pero lo hice.


Un  silencio se apodera al instante de nosotros, que nos contemplamos fijamente a los ojos, hablando simplemente con aquel gesto. Mi cuerpo comienza a temblar de frío, que me cubre completamente.


-Si has vuelto a avisar a la pasma, haz que vengan de una vez, no me gusta esperar-respondo finalmente, sin atreverme a mirarte a los ojos, ya que me resulta escalofriantemente doloroso. Pero se mantuvo otro silencio, largo y prolongado. El pecho me dolía con tanta fuerza que parecía que iba a salirme en cualquier momento. 


-No tuve tiempo para avisarles, como te he dicho, creí que estabas muerta. Por eso vine aquí.


Abro los ojos repentinamente, mirándote.


-¿Cómo sabías dónde...?-pero no es necesario continuar hablando... Ahora sé que no estaba del todo olvidada, después de todo.




Siento el retraso, he estado bastante ocupada últimamente. Juni.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Promesas Rotas






Tantas palabras... tantos momentos que tuvimos tú y yo juntos, al final no sirvieron para nada más que ocasionarme más dolor... Contemplar la soledad a los ojos de una forma peor que la anterior, con unas palabras tan crueles... tan viles para mi sensible alma...

Ya ni las lágrimas se muestran en mis ojos, ya ni la sonrisa se esboza en mis labios, ya ni siquiera sé ni recuerdo qué es sentirse querida... Así que díme... pequeño corazón roto, ¿qué puedo hacer para que este dolor aminore?

Sé que no es posible, y menos sin ti, sin tus bromas, sin tus pequeñas y cortas risas, sin tus bromas tontas, aunque con sentido, sin aquellas "jodidas" que intentabas para poder echar unas risas juntos...

Pero ya lo único que ven mis ojos es la oscuridad que me ha invadido ante tus palabras, aquellas palabras que fueron como centenares de cuchillos clavándose en mi corazón, cuchillos que se llevaron la sangre de mis sentimientos, de mis alegrías...

"Chaimita" Cada vez que recuerdo aquellas palabras, noto que se me parte el alma, no sólo por el recuerdo de la única familia que me quería... sino porque fuiste la única persona que me nombró así, recordándome los buenos momentos que pasé con aquella persona...

"Pase lo que pase, siempre estaré para ayudarte" Si es así... ¿por qué te has ido de mi lado? ¿Por qué, a pesar de conocerme, ya no estás aquí como me prometiste? ¿A caso eso no fueron más que palabras vacías? 

Ya no importa... yo sólo hice un intento de protección, tuve que alejarme de ti para salvarte... pero qué importa ya, no lo tienes en cuenta, no quieres tenerlo en cuenta...

"Te he borrado de mi vida" Aún recuerdo cómo la vista se me emborronaba por el líquido que emanaba de mis ojos, por las lágrimas que salían de mis ojos, recorriendo mis mejillas hasta mojar la almohada de mi cama...

"¿Que no puedo olvidarte?" Ese sarcasmo fue horrible, el hecho de conocer que ya no querrás saber de mí, que no querrás saber nada más de mí, que no querrás recordar aquellos momentos... NUESTROS momentos...

"Nunca te abandonaré" Mentira... ya no estás a mi lado, ya te has alejado de mi lado, ya no te tengo aquí, no estás aquí como lo...
"-¿Lo prometes? 

-Lo prometo."

¡MENTIRA! Lo prometiste, pero aquí me tienes, abandonada, ya sóla para siempre, sin nadie a quien amar ni nadie que quiera amarme, fui una estúpida al creer que comprenderías mi dolor hacia ti, ¡no fue así! ¡No quisiste ni intentarlo!

Pero... aún así yo... te sigo queriendo... a pesar de todas aquellas ya PROMESAS ROTAS...

Siento si os tengo preocupados con la continuación de mi historia "Rota", pero estoy jodida gente, y estoy pasándolo fatal... muchas gracias a todos los que prestan atención a mis  historias... Os quiero...

Juni.



  

martes, 14 de mayo de 2013

Ruptura infernal: 14/05/2013



Dos palabras... Una formada por dos letras y la otra por seis, que juntas significan mucho para mí, aunque nada para ti... Aún así, lo entiendo... lo sé... yo fui la estúpida, yo fui la tonta... Las palabras "Lo siento"

Tal vez tú ya lo hayas superado... pero mi tormento es mayor... y cada día va en aumento... Ni las lágrimas sanan mi corazón, ni las esperanzas... ya no sé qué significado tiene... si de todas formas... ya no me queda nada... "No... No quiero saber nada más de ti" Para ti fue fácil decirlo... pero para mí no lo es asimilarlo. 


No me salían las palabras... ya todo se me ha desvanecido "¡OLVÍDALE!" eso era lo que "él" me repetía una y otra vez "¡Mándale a la mierda!" No puedo... no pude... "Decidí borrarte de mi vida" Aquellas palabras me partieron el alma... las lágrimas no eran nada comparado con la ruptura de mi corazón...


"No te creo" Tú me conoces... Lo sabías y lo sabes... pero no te diste cuenta... aún así... tenías tus razones, yo fui lo suficientemente estúpida como para hacerte daño, y hacérmelo a mí para salvarte... pero tú no tienes eso en cuenta... O tal vez no quieras tenerlo en cuenta...


-Déja ya de pensar en él, estás perdiendo el tiempo.


El silencio invade la habitación, junto con mis sollozos, temblando en mi cama.


-No lo entiendes... él... tenía razón.

-Sí, siempre la tiene... y por eso me hiciste desaparecer durante meses.


-Tú... no eres una buena influencia para...


-¿De verdad crees que soy yo la mala influencia? Chaima... ¿Quién te ha dejado de lado? ¿Quién no te ha dado una segunda oportunidad? ¿Quién acaba de destrozar tus esperanzas? ¿Quién fue el que te prometió estar a tu lado como un amigo y te ha dejado aquí tirada? ¿Quién te ha tomado por mentirosa? ¿Quién te ha dejado así, en una cama, llorando y con el corazón en cenizas? Dime, ¿he sido yo? ¿Eh? ¿He sido yo?

El silencio me invade de nuevo, recordar todos aquellos momentos... aquellas charlas... aquellos... sentimientos... 


-Él tiene sus motiv...


-¡YO TAMBIÉN TENGO MOTIVOS PARA CABREARME CONTIGO, CHAIMA! ¡PERO AQUÍ ME TIENES DE NUEVO! ¡NO COMO ÉL, QUE TE HA ABANDONADO!


Tal vez "él" tuviera razón, a pesar de existir solo en mi propia mente... pero... No puedo evitar sentirme culpable... tal vez tuviste razón y debí de habertelo dicho antes, pero el miedo de que no me creyeras era apabullante, y peor el hecho de que me odiaras, y por eso no respondieras el mensaje del día de tu cumpleaños. Aún así... ya estoy muerta por dentro...


¿Qué importan las lágrimas? ¿Qué importa mi vida?

-Bien pequeña, es el momento de comenzar lo que siempre quise que hicieras, y lo que tú deseas.


¿Qué puedo hacer ya? Mi "amigo" invisible tiene razón... ya es hora de reclamar la venganza de todos los que me destrozaron desde pequeña... Y pronto empezará... muy pronto... Sólo espero el momento oportuno...


-Eso es pequeña, así me gusta. Yo sí que no voy a abandonarte, nunca lo voy a hacer...

Un cuchillo roza mis dedos, ya que lo sostiene mi mano derecha, ya es hora de comenzar a derramar la sangre de los que me lo derramaron a mí dentro de mi corazón... Tal vez tú me odies por esto, y lo hagas para siempre... pero al menos, reclamaré la venganza de los que me destrozaron, y... ya que no volveré a saber de ti nunca jamás... es hora de que la matanza comiece... 


Pero ante todo... Miguel, tú eres la razón por la que seguiré viviendo, aún si mis intenciones no sean buenas para mi futuro, tú fuiste una parte muy importante para mí. Ya no hay segundas oportunidades para mí, lo tengo claro, por eso iré con "él" y le obedeceré hasta mi muerte. Ya mi decisión está tomada...

Dos palabras... Una formada por dos letras y la otra por seis, que juntas significan mucho para mí "Lo siento..."



Siento haberme saltado la siguiente parte de "Rota", pero no estoy en condiciones para eso... necesitaba escribir algo, ya que hoy, día 14 de Mayo, es un día que ha quedado marcado de por vida dentro de mí. El adiós definitivo ya se hizo real... y... no estoy en condiciones para sonreír... Gracias mis queridos lectores, por estar allí todos los días... leyendo mis historias y comprendiendo, de alguna manera, mis sentimientos jodidos y machacados. Un beso.

Juni. 




jueves, 25 de abril de 2013

Rota VI







Las malas experiencias de la vida nos enseñan cosas, aunque muchas personas no llegan a entenderlas como deberían. Aún así, lo mejor puede ser un esfuerzo para mejorarnos y superarnos poco a poco. Sí... es lo mejor... ¿no es así?

Contemplo el cielo en silencio, suspirando levemente, con una mirada fija, pero a la vez distante. Extraigo el humo del cigarro de nuevo, dejando que cubra el techo de la habitación. 

-¿Estás segura?

La voz de Ángel me despierta de mis pensamientos, para acabar bajando la mirada y contemplar sus ojos azules frente a mí. Asiento con la cabeza, y me quedo sentada en el sofá, encendiéndo la televisión. 

"...Todavía se está investigando quién ha causado esta masacre tan cruel en la comisaría de policía de éste pequeño pueblo. No hay huellas según el FBI, y es el caso más grave jamás hallado después del asesinato de todo un instituto, con alumnos y maestros muertos. Es muy probable que sean la misma persona, todavía se está investigando si fueron tres o más personas las causantes de éste desastre. Se ruega mucha cautela en sus cas..."

-¿Has sido tú?-pregunta Ayla, viendo las noticias impresionada, para acabar mirándome, aunque no le respondo. Sin aviso alguno, Ángel corre hasta la estantería, para acabar abriendo una puerta oculta y encontrar mi arma favorita, una katana de tamaño y peso descomunal.

-Nena... como te pillen...-susurra Ángel al ver que la katana está cubierta de sangre fresca.

-No te preocupes, me he encargado de que no se sepa que soy yo, por eso os pedí aquello.

-Ahora lo entiendo...-dice Ayla, con una sonrisa de oreja a oreja, mirando a Ángel  que muestra el mismo estado anímico que ella.

-Te he dejado lo que me has pedido en tu cuarto-dice Ángel finalmente-Nosotros vamos ahora a hacer aquello.

-Genial, suerte chicos.

-Lo mismo digo Juni-dice Ayla, sonriendo. Después de pronunciar aquellas palabras, me estiro en el sofá, contemplando el techo, escuchando la televisión de fondo.

"...Se recomienda precaución, ya que este sujeto parece ser extremadamente peligroso, a pesar de su rostro inocente."


Volteo la mirada para volver a ver la televisión, viendo una foto mía con rostro sereno y tranquilo. Esa foto... 

-No vas a cambiar nunca... ¿verdad?

Sin duda reconozco la foto, esa foto que me hice expresamente para mandártela... 


"...Nuestro testigo se encuentra con nosotros. Dígame señor Miguel, ¿cree que realmente fue ella?"


La cámara te enfoca, y al verte, me incorporo de un salto, casi sin palabras. Eres tú... sin duda eres tú... Mis ojos se quedan fijos a la televisión, escuchando tu respuesta:

"-No tengo la menor duda, y además tiene un cómplice que conocí hace no mucho, y que me agredió físicamente"


"¿A caso no cree que esté muerta, como muchos dicen que ocurrió tras la explosión del vehículo policial en el que la esposaron hace casi dos meses?" Pregunta el periodista, colocándose el micrófono cerca de sus labios para volver a acercarlo a los tuyos.


"-Fue algo trágico para los agentes de policía, sin duda, pero no me sorprendería saber que ella sigue viva, no me pareció humana en nungún momento."


-¡HIJO DE PUTA!-grito con toda mi furia, para acabar, levantando el sofá, volcándolo en el suelo y apagando la televisión de un puñetazo.-Vas a ver lo inhumana que llego a ser mamonazo, lo juro.


Me levanto del sofá, yendo en dirección hacia mi cuarto, para acabar cogiendo el teléfono y buscar el número, colocándo el pequeño objeto en mi oído y decir:


-Marina, ¿lo has hecho?


Escucho cómo la muchacha, desde el otro lado del teléfono, revisa unos papeles para acabar respondiendo:


-Sí, pero no olvides que tenemos que ir con precaución.


-Tú sólo dame la ficha de ese cabrón y problema resuelto. Te veo ahora mismo en mi antiguo piso.


-¿A-ahora? Estoy trabajando tía.


-AHORA-repito acentuando cada una de las palabras para acabar colgando finalmente.


Contemplo la mesa, viendo que Ángel me lo ha preparado todo, incluso...


-Idiota... No soporto ponerme eso...


Alzo un vestido rojo y largo, contemplándolo algo asqueada, para luego desviar la mirada hacia la ventana, viendo que las nuves empiezan a formarse en la calle fría y silenciosa. Contemplo éstas oscuras nuves que se van cerrando en el cielo lentamente, circulando sin rumbo alguno... 


Finalmente me pongo el disfraz que Ángel preparó cuando se lo pedí, una peluca de pelo castaño claro, corto, junto con unas lentillas verdes marino,  y poniendome ese dichoso vestido rojo sangre, que me llega hasta los tobillos, y que lleva algo de escote. No me gusta vestirme así, al menos desde que todo aquello ocurrió... Pero tenía que pegar un cambio para que no se sepa que soy yo, así que es lo que toca...


Finalmente, me maquillo, cosa que nunca hago ni he hecho en mi vida, para que al final mi rostro se muestre completamente diferente de lo que es en realidad.


Salgo finalmente del bloque, para acabar cogiendo el BMW M5 de Ángel, que me dio las llaves hacía un par de horas para que pudiera ir donde tengo planeado. En media hora, llego al lugar indicado, sabiendo que Marina tiene todavía su tiempo para llegar hasta aquí. Aparco el vehículo, viendo ya el abandonado bloque y ya casi machacado, todavía con aquel cartelito de la policía que hay escrito las palabras: "No pasar"


Salgo del vehículo, alzando la mirada hacia el edificio, contemplándolo por segunda vez. Los recuerdos regresan a mí como un álbum de fotografías, al igual que las distintas voces gritan dentro de mi mente. Bajo los ojos, viendo de nuevo aquel cartel policial, y del cual había una marca, como si un cuchillo lo hubiera golpeado, dejando una ruptura en ella. Lo recuerdo perfectamente... Todo.

El característico ruido de un motor en marcha, acercándose al edificio, rompe los recuerdos plasmados en mi mente, para acabar volteando la cabeza y ver ese coche blanco.


Una muchacha sale de él después de aparcar cerca de mi BMW, mirando de un lado a otro.


-Estoy aquí-digo finalmente, viendo que la chica me contempla sorprendida.


-¿Juni? ¡Madre mía! ¡Qué guapa!


-Cállate-respondo algo fría, aunque siempre soy así, y sé que ella lo sabe-¿Lo has llevado?


-Sí, está en el coche. Me ha costado convencerles para salir ahora. 


-Vale, dámelo.


Marina suspira, ya algo harta, pero se dirije al coche y yo detrás de ella y pregunta:


-No pareces ser tú con esa ropa. ¿A qué ha venido eso?


-Tengo algo en mente, y para eso necesito estar así.-respondo abriendo la puerta del copiloto, dejando que el pelo de la peluca rizada se deslice hacia mis hombros, como si fuera un cabello de verdad.


-¿Te has cortado el pelo?


-Ni de coña-digo cogiendo una carpeta marrón que me entrega-es una peluca.


-Ya decía yo, tu aprecias tu pelo liso largo y negro.



Ignorando sus palabras, abro la carpetilla y veo un montón de documentos, y los voy pasando haciendo una mirada rápida. 


-Gracias, ya te devolveré el favor nena. Me tengo que ir ya-y le doy un beso en la mejilla, como muestra de afecto. No acostumbro a hacerlo, aunque ya que ella estaba en la comisaría del FBI y estaba trabajando para mí, le devo un enorme favor.


Después de que Marina y yo nos depidieramos, me voy de nuevo a casa, para acabar guardando los documentos que hablan de ti, y conocerlo todo sobre ti desde la última vez que tú y yo estuvimos juntos, tomándonos confianza. 


Salgo y vuelvo a coger el BMW, en dirección a un campo de fútbol, para ver el partido en el que hoy te toca arbitrar y te veo. Ahora sólo espero que este estúpido disfraz valga la pena, porque si no mis esfuerzos serán en vano, y no quiero que eso ocurra. 


Cuando comienza el partido y estando yo a primera fila por haber llegado horas antes, veo cómo sales al campo. Sin duda, ha valido la pena que Ángel te espiara durante ese tiempo, ahora sé dónde estás todo el día y qué haces.


Finalmente, al terminar el partido, espero en la entrada del estadio, a la espera de que vengas. Contemplo el cielo de nuevo, las nuves se han hecho más oscuras, sin duda alguna. 


Puedo notar cómo la gente empieza a salir, y desvío mi mirada, para ver si sales, y sí, lo haces, con el pelo mojado por lo que debe ser la ducha.


-¡Miguel!


Tras escuchar cómo te nombro, volteas la mirada hacia mí, contemplándome fijamente. Sólo espero que no me reconozcas, o todo se irá a la mierda.


-¿Te conozco?-preguntas finalmente, lo que supone un alivio para mí.


-No exactamente-respondo. Bueno, eso no es mentira del todo... ¿o si? Me da igual, dentro de mí estoy estallando a risas-Necesito hablar contigo...


-No tengo tiempo-dices volteando tu cuerpo y empezando a alejarte de mí. Suspiro, viendote de espaldas a mí.


-Conozco a Juni... Miguel...


Al oír aquello, frenas en seco, y volteas la mirada hacia mí, con algo de sorpresa, para finalmente volver a acercarte a mí, agarrarme del brazo y alejarme del grupo, quedándonos a solas en medio de la acera ya desierta por el mal tiempo, y susurras en voz baja:


-¿Cómo que la conoces? ¿Quién eres tú?


-Es... Algo difícil de explicar...-respondo con el mismo tono de voz que él, y claramente con una voz que no me pertenece. Ahora veo lo mucho que valió la pena hacer doblajes de voz a lo loco, me está siendo tremendamente útil-Soy Jenny.


-Si vienes tan sólo para decirme que ESA me quiere decir algo, no estoy de humor para...


-No Miguel, he venido por que eres la única persona a la que puedo recurrir... Por favor...-susurro usando un rostro entristecido, contemplando tus ojos.


-¡Eh, Miguel! ¡Tenemos que irnos!-grita una de las personas que arbitraban junto a él, desde la distáncia.


-¡Ya voy!-respondes con un suspiro-Está bien-susurras de nuevo-Dáme tu número y te llamo cuando pueda. 


Sin dudarlo, le doy un número distinto al mío, recién comprado con mi identidad y nombre falsos, ya que si le daba el mío verdadero, podrían pillarme, y eso no era buena idea.


-Ya hablaremos. Me voy.

-Adiós...-susurro, viendo que me regala una sonrisa algo inseguro, y que se aleja, yendo con el grupo de chicos con los que estuvo.

Finalmente, desaparece en la distáncia, subiendo a un coche junto a ellos, y yo subo al BMW, dirigiéndome a casa de nuevo. Tengo que ir a por los documentos, y leerlos todos, y así lo hago. Nada más llegar a casa, me pongo a leer las trescientas páginas que hay de la información del FBI sobre ti.

Puedo escuchar la puerta de la entrada abrirse, y sé que se trata de Ángel y Ayla, aunque los ignoro, ya que no estoy con muchas ganas de hablar, aunque el porqué lo desconozco. Suspiro, escuchando un sonido de nuevo, y veo cómo el teléfono de mi número falso empieza a sonar. Miro el número. Eres tú... Aunque salga como "Desconocido" sé que eres tú.

-¿Si?-respondo usando la otra voz femenina, con un tono cansado y triste.


-Soy yo, Miguel. He podido hacer un hueco para llamarte. 


-Gracias-respondo.


-Ahora dime, ¿qué sabes de ella?


-Bueno... fuimos amigas hace un tiempo...-respondo notando que el corazón me late a mil por segundo, menos mal que tengo el discurso ya preparado.


-¿Amigas?


-Sí... pero eso fue antes de saber que era una asesina... Estuvo a punto de matarme...


-¿Y para qué me lo cuentas a mí? Ve a la policía.


-Iba a ir, pero cuando entré estaban todos muertos... Supe que había sido ella.


Se puede escuchar un suspiro desde el otro lado del teléfono para finalmente oír cómo vuelves a hablar:


-¿Y por qué no has ido al FBI?


-Fui, pero no me creyeron. Creen que Juni está muerta y que no hay que investigar, ya no sé qué hacer... Y como Juni no paraba de hablarme de ti pues pensé que tal vez podrías... No sé... Ayudarme... 


-Ya... Así que hablaba de mí, ¿eh? Seguro que te dijo que era un mentiroso, o algo por el estilo


Mira que llegas a ser gilipollas macho.


-No-susurro finalmente-Más bien repetía que fuiste alguien muy imprtante para ella, que te echaba de menos, que la ayudaste mucho hace unos años y que quería estar contigo.


No oigo nada esta vez, como si tú te hubieses quedado mudo durante unos segundos, para finalmente responder:


-Sí ya... si de verdad pensaba eso de mí... ¿Por qué coño me mandó aquello tan ofensivo? No tiene sentido.


-Me habló de eso... Me dijo que lo hizo para protegerte.


-¿Protegerme? ¿De qué iba ella a protegerme a mí?


-De su familia. Según me dijo descubrieron tu nombre, y querían herirte, así que para evitarlo escribió esa carta ofensiva frente a sus familiares, y te la mandó. Recuerdo que me dijo que la llamaste dos veces, pero que colgó para que fuera más creíble. Después de eso, estuvo esperando tu llamada todos los días, esperando a que te dieras cuenta, pero eso nunca ocurrió... 


Oigo un suspiro de preocupación al otro lado del teléfono. Eso al menos sí es cierto... intenté protegerte... pero nunca te diste cuenta... O al menos parece que no quisiste hacerlo. 


-Seguro que se lo inventó...


-Tú sabes perfectamente lo que me... Lo que le ocurría con su familia, y sabes como yo que si se daban cuenta de que algo o alguien interfería en los deseos de su madre, lo destruirían, o matarían.


No me puedo creer todavía que de verdad sigas siendo tan testarudo, tan imbécil... Tan... Tan tú... Mi vista empieza a hacerse borrosa y, cuando me pregunto el por qué, alzo una mano en una de mis mejillas, para notarla húmeda... No... No puede ser... Estoy...


-¿Está viva?


Tus palabras me dejan paralizada, ya que tu voz muestra preocuopación... Pero ahora no estoy atenta a esto, sino a las lágrimas que acaban de salir de mis ojos tras aquel recuerdo vago que parece ser, y ahora me doy cuenta, que realmente sigo echándote de menos... A pesar de todo lo que ha ocurrido... Y de lo que he planeado.


-¿Hola?


-¿Eh? ¿Qué?-respondo despertándome de mis pensamientos al escucharte de nuevo-Perdón... Estaba pensando...


-Díme, ¿Sigue viva? ¿O murió en la explosión?


-Creo que sigue viva-respondo con el corazón latiéndome a mil por segundo.


-Espera, ahora te llamo.


-¡P...Pero...!-y cuelgas-¡Miguel! 


Ya de nada sirve que intente llamarte, ya has colgado, parece que realmente no quieres hablar de mí... Sin duda... Soy una estúpida... Al creer que...


El sonido de mi teléfono móvil me interrumpe, por lo que me levanto sin ganas, secándome las lágrimas de los ojos, y viendo el número y el nombre de contacto que nunca me he atrevido ni he tenido el valor de borrar: "Chiki Miguel".


Abro la boca sorprendida, colocando una de mis manos entre mis labios, casi sin poder creerme que... Me estés... Que tú me estés llamando. ¿Qué hago? ¿Lo cojo o no lo cojo? Trago la saliva, nerviosa, sin saber qué hacer, dejando que la musiquilla siga sonando y el teléfono siga vibrando. Mi dedo pulgar se dirige hacia el lado verde, algo tembloroso...


-¡NO!-grito casi sin darme cuenta, para acabar colgando la llamada, pero el teléfono vuelve a sonar con el mismo numero. Sé que si cojo el teléfono todo mi plan se irá a la mierda, así que vuelvo a colgar el teléfono, y así repetidamente hasta que te cansas.


Para que luego el otro teléfono vuelva a sonar, y casi te cuelgo... Pero finalmente respondo.


-¿Sí?-respondo con voz algo temblorosa, sobretodo por los nervios recientes.


-Creo que sigue viva.


-¿Pero qué ha pasado? ¿Por qué me has colgado?-pregunto de forma inocente, como si no supiera nada.


-He intentado llamar a Juni, pero parece que no quiere contestarme. Estará enfadada conmigo... Fui un estúpido... Haber pensado que era mala al escribirme aquello y que no tenía derechos... Hasta pensé que se merecía que sufría...


Espera... ¿A caso intentas decir con eso que...?


-¿Es que te arrepientes?



Continuará...


Bueno, espero que os haya gustado, ya que éste capítulo me ha hecho sentir miles de emociones en cada palabra, y para acabar, os dejaré un video que puede estar bien combinado con la historia. Besos.




jueves, 11 de abril de 2013

Rota V



Muchas han sido las veces que hemos deseado que alguien importante regresara a nosotros, aún sabiendo que fuera imposible. Mas no tenemos remedio alguno que aferrarnos a una esperanza inútil. ¿Qué le vamos a hacer? Así es éste mundo.

-Juni...

¿Quién es? Mis ojos me hacen ver un lugar completamente oscuro, sin nadie, sin nada. ¿Dónde estoy? Bajo la mirada hacia el suelo, notando cómo el agua está llegándome hasta mis tobillos. Espera... ¿Agua? Alzo la mirada, y veo cómo toda esa oscuridad se va desvaneciendo para acabar transformándose en una playa.

-Es... Ésto es...-lo reconozco, fue donde todo empezó, y acabó al mismo tiempo.

-Juni...

Volteo la cabeza, allí estás... Mis ojos no muestran furia, no muestran odio. ¿Cariño tal vez? ¿O puede que sea añoranza? Bajo la mirada hacia la arena en silencio, mientras tú estás de pie, contemplando el mar.

-Aquí fue donde nos separamos.

Mi barbilla comienza a temblar, sí, tienes razón, fue aquí. 

-Todavía me pregunto por qué acabaste con aquello.

-Tal vez fuera por que no veía nada en ti.-Tu respuesta me mata por dentro, y mis lágrimas ya no se pueden retener más.-Parece que tus amigos te quieren.

¿Amigos? En mi mente se reflejan de nuevo las imágenes de Ayla y Ángel.

-Te echo de menos...-digo notando cómo las lágrimas empiezan a caerse entre la arena.

-Y ellos a ti, yo sólo soy una ilusión de lo que tu mente desea.

-Quiero que... vuelvas a ser el de antes.

-¡JUNI!

Abro los ojos de repente, ¿dónde estoy? ¿Qué ha pasado?

-Menos mal, oh joder, menos mal.-Muevo mi mirada para toparme con aquellos ojos azules inconfundibles de Ángel.-Menos mal que has despertado nena.

-¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?-pregunto confundida, mirando a mi alrededor, encontrándome en una cama blanca como la nieve, y en una habitación del mismo color, con un par de sillas.

-Te encontramos debajo del precipicio, habías perdido mucha sangre. ¿No te acuerdas de la explosión del coche patrulla?

Mi mente empieza a recordar la experiencia en cuestión de segundos. Sí, me acuerdo. Pero, ¿qué hacías tú en aquella pequeña playa? ¿Cuándo había llegado yo al hospital?

-Va nena, deja de llorar, ¿vale?-dice Ángel acariciándome la mejilla, y es cuando me percato de que tengo la almohada mojada de lágrimas. Ahora lo entiendo, era un sueño... tan sólo un sueño. 

Mi expresión cambia de confusión a tristeza en cuestión de segundos. No puedo creerme que realmente todavía siento esto por ti, después de lo que acaba de ocurrir y todo. Alzo mis dos manos, colocando los antebrazos entre mis ojos.

Todos aquellos recuerdos regresan a mí como en un álbum de fotos. Todas las llamadas que me hacías, todas las risas que compartíamos, todos los besos que deseaba darte a lo largo de nuestra vida, todo...

Mis lágrimas salen sin control alguno, echo tanto de menos nuestros momentos, tanto. ¿Por qué no puede ser todo como antes? ¿Por qué no...? Mis sollozos se hacen notar en la habitación del sofá. Me odio, soy tan estúpida.

-Juni, tranquila, estoy aquí, shhh...-noto cómo las manos de Ángel acarician mi delicado pelo-Deja ya de llorar, sabes que estoy aquí, y Ayla también. Ssshhh... No pasa nada...

-Ángel...-susurro separando mis manos, sin dejar de llorar, y acabo abrazándolo sin conseguir contenerme-Lo echo tanto de menos... ¿Por qué no consigo olvidarle? ¿Por qué me cuesta tanto olvidar todo lo que pasamos juntos?

-Sshhh, es normal, es normal pequeña-susurra sin dejar de acariciar mi pelo a la vez que me mece suavemente, dándome suaves palmadas en la espalda con delicadeza y cariño-Todavía no lo has superado.

Aprieto su ropa con fuerza, sólo quiero que esto acabe, sólo quiero olvidarte y olvidar todo por lo que pasamos, regresar al pasado y cambiarlo todo, en el momento en que nos conocimos, para que no nos conociéramos nunca jamás.

Mi cuerpo comienza a temblar sin control alguno, estoy ardiente de deseos de volver a verte, pero a la vez de eliminar todo esto.

-Sshhh, Juni, tranquila pequeña, tranquila, ya pasó, ya pasó.

Las palabras de Ángel consiguen calmarme poco a poco, hasta que me recupero del todo y me separo, notando escozor a mi alrededor.

-Túmbate, necesitas descansar todavía, las heridas no se te han curado.

Asiento con la cabeza y me tumbo con su ayuda en la cama para acabar preguntando:

-¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?

-Dos semanas y media, estuviste en coma, una semana en estado vegetativo por la enorme cantidad de sangre que habías perdido. Ayla estaba como loca pensando que no te recuperarías. Te partiste una pierna que el médico le hizo preguntar cómo cojones pudiste andar con eso tan mal.

Suspiro, tal vez fuera porque mi vínculo más fuerte son ellos dos, mis únicos amigos, y mi única familia.

-¿Dónde está Ayla?-pregunto finalmente mirándole a los ojos.

-Son las tres de la madrugada nena, y nos íbamos turnando para quedarnos a dormir. Me tocaba a mí quedarme aquí. Pero tranquila, ahora la llamo y le doy la buena noticia.

Veo cómo rebusca su bolsillo y saca su teléfono, aunque alzo una mano y susurro:

-Déjala, estará cansada. Ya vendrá mañana.-respondo finalmente con una sonrisa, notando cómo mis ojos empiezan a hacerse pesados por el sueño.

-Como quieras peque-responde finalmente después de unos segundos de silencio, para finalmente besar mi frente al notar cómo el cansancio se apodera de mí y poco a poco voy durmiéndome, antes escuchándole de nuevo-Que descanses nena.

Sonrío, me encanta que me hable así, es el que mejor me ha tratado durante estos años. Incluso después de haberme separado de él por ti, me perdonó y volvió conmigo.



Tras despertar, veo a la muchacha de pelo oscuro y corto contemplarme con una enorme sonrisa en sus labios.

-¿Ayla?

-¡Juni! ¡Menos mal! ¡Me tenías muy preocupada!

Me abraza animada, casi al borde de las lágrimas. La miro, viendo que realmente se ha preocupado por mí. Mi mente en ese instante se mantiene en blanco, fija en mis pensamientos. Recuerdo el sueño de anoche, mi actuación fue absolutamente estúpida, aunque Ángel me comprendió hasta el último momento. No sé si se lo habrá dicho a Ayla... Pero parece que no por el momento. 

Ahora es cuando me doy cuenta de quiénes son realmente los que se merecen todo mi cariño: ellos dos, por ser quienes han estado conmigo en los peores momentos y en los mejores. Sin duda, puede que el destino me lleve a algo mejor después de haberme traicionado de nuevo.

-¿Juni? ¿Estás bien?

Sacudo mi cabeza tras escuchar las llamadas de Ayla, mirándola a los ojos.

-Sí, perdona, estaba...-me mantengo en silencio unos segundos, volteando la mirada alrededor de la habitación, viendo a Ángel de brazos cruzados apoyado en la pared-Pensando en algo.

Ángel me observa, regalándome una de sus sonrisas antes de acercarse a mí y acariciar mi pelo, despeinándome casi para acabar diciendo:

-Ésta es mi pequeña.

Sin duda, se hacía notar, Ángel me quería como a su hermana menor, y yo a él como a mi hermano mayor, aunque tan sólo nos lleváramos un par de años. Ayla es la menor, pero es la mejor de las amigas que una puede tener, así que no me quejo de mi fortuna.



Transcurrido un mes, me dan el alta en el hospital, tiempo por el que he podido recapacitar en todo y he podido calmar mis pensamientos hacia ti. Ahora vuelvo a ser la misma Juni que te vio en el bar, pero mucho mejor, más segura de mi misma.

-¿Qué harás?-pregunta Ángel contemplándome con una sonrisa.

-Lo primero, volver a casa-respondo para acabar con un breve silencio-Y después de estar con mis dos mejores amigos voy a reclamar mi venganza.

Una sonrisa maquiavélica se hace mostrar en mis labios. Ésta vez estás acabado, tú y tu estúpida vida.

-Para empezar-prosigo-necesito un disfraz.

-¿Un disfraz?-pregunta Ángel alzando una ceja con tono de incomprensión.

-¿Para qué?-termina finalmente Ayla.

-Para empezar con lo que he estado pensando durante todo éste estúpido mes, y vosotros me vais a ayudar.

Mi sonrisa se hace cada vez más sádica, sé que tendré el apoyo de esos dos, así que es hora de empezar y acabar esto de una vez por todas...

Continuará...

No he estado de buen humor estos días, no lo he estado pasando bien por lo que he estado recordando, pero menos mal he llegado a superarlo, tal vez por eso éste capítulo sea tan aburrido (al menos para mí), no estaba demasiado inspirada, pero tampoco quería retrasar el capítulo demasiado. Si os gusta, mejor, si no, ya el capítulo siguiente os encantará ;) Un beso.

lunes, 1 de abril de 2013

Rota IV



Todos deseamos algo, aunque muchas veces no obtengamos nuestros objetivos. Aún así, no todos son así, desgraciadamente la gente que menos se lo merece obtiene lo mejor, ya he pasado por eso más de una vez. No me importa, por eso soy quien soy ahora.

Mi mirada contempla al frente, todavía con los ojos inyectados en sangre. Tengo tantas ganas de matarte...

-Será mejor que antes de llevarla a comisaría la llevemos a un hospital, el disparo todavía no se le ha curado del hombro.-dice un policía que se encuentra de copiloto. El conductor parece obedecer mientras un tercer policía está a mi lado, vigilando cada uno de mis movimientos. No es que esté atenta a lo que dicen, ya que de vez en cuando hablan de cosas ajenas a mí, como de sus familiares entre otras. 


Yo simplemente estoy con un odio dentro de mí que no sé ni cómo me mantengo quieta. Sólo tengo ganas de romper los cristales de las ventanillas del vehículo policial a cabezazos, arrancarles las cabezas a los tres polis o incluso matar al primero que encuentre. Ha sido demasiado tarde que me he dado cuenta de tu farsa, de tu estúpido engaño. ¿Cómo pude seguir queriéndote después de lo que me hiciste? Ahora es cuando recuerdo lo idiota que fuiste conmigo, lo cruel que fuiste con mi corazón y mi amor. Pero no, llegué a ser lo suficientemente estúpida como para creer que habrías cambiado, ya veo que no es así. Todo lo referente a ti es pura falsedad.


Mi respiración se hace notar agitada, no solo por el horrible dolor de mi hombro izquierdo por el disparo recibido en el bar, sino por el inmenso odio que estoy conteniendo dentro de mí. Aprieto mis dientes con una fuerza descomunal, parece que van a romperse en cualquier momento, pero me da absolutamente igual. 


Aprieto los puños con fuerza, casi arañándome por las uñas apretándose en mi mano. Lo peor no es eso, lo peor es que ahora mismo no puedo huir, y si no consigo alguna distracción, no voy a poder salir de aquí. Bajo la mirada lentamente, si hubiera hecho caso a Ángel cuando me advirtió salir y pasar de la quedada tal vez... 


Cierro los ojos, qué estúpida puedo llegar a ser, en serio... qué estúpida... Noto cómo las esposas me aprietan por mi espalda, y me muevo un poco para intentar acomodarme un poco.

-Me duelen las manos-digo mirando al policía que se halla a mi lado izquierdo con una toalla para cubrir mi herida de bala.

-Pues te jodes zorra, ahora sabes lo que es pasarlo mal.


-Recuerda que estoy malherida y dudo que pueda hacer nada con el hombro así.


El silencio se hace notar en el vehículo, sólo lo rompe la radio policial junto con un pitido. 


-Dáte la vuelta-dice finalmente con cara de enfado, y yo simplemente obedezco. Él me quita una sola de las esposas y me grita que voltee con su tono autoritario, y me esposa de nuevo, pero ésta vez con las manos adelantadas. Me contempo fijamente las manos, ya con las gotas de sangre de mi herida chorreando todavía. 


Cuando noto un movimiento brusco en el coche, como si fuera golpeado por detrás.


-¡Me cago en la madre que me parió!-grita el policía conductor, con un grito agudo y enfadado.


Hago una sonrisa, es mi oportunidad...


-¿Qué pasa?-pregunta el policía copiloto.


-Se nos ha pinchado una rueda, y para colmo hay un mamón detrás pateándonos con su coche.


Volteo la cabeza mirando atrás, viendo un precioso BMW M5 negro con una chica de copiloto de pelo corto y oscuro y de conductor un muchacho rubio de pelo medio despeinado. Sin duda son ellos. El coche vuelve a ser golpeado mientras las ruedas empiezan a chirriar.


-¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!-grita el policía conductor-¡COMO NO PARE ESE HIJO PUTA ACABAREMOS ESTRELLÁNDONOS CONTRA EL PUTO ÁRBOL!


No nos da tiempo a respirar, el BMW adelanta y sale a toda velocidad, adelantándo el vehículo policial mientras nosotros nos estrellamos contra un poste y caemos en picado hacia un precipicio. 


Junto mis dos brazos, formando en las dos manos un puño y aprobecho para golpear brutalmente la cara del policía que tengo a mi lado, con toda la fuerza que puedo, a causa del dolor de mi herida. Luego golpeo fuertemente el reposacabezas del policía copiloto hasta dislocarle el cuello, para luego poder abrir la puerta delantera, ya que las traseras están bloqueadas expresamente para que los presos no huyan. Aprieto lo más fuerte que puedo para escapar mientras el policía piloto y el que se encontraba vigilándome me apuntan con sus armas. O salto o muero, prefiero saltar.


Abro finalmente la puerta, apretando uno de mis ojos por el dolor contenido de mi herida, y doy impulso a mis piernas para poder saltar y escapar. Tras saltar el vehículo sigue bajando a toda velocidad, mientras oigo los gritos de los pasajeros gritando un "¡Frena joder!" hasta chocar contra una pila de rocas y que éste estalle como una bomba, causando un terremoto descomunal.


Sé que las probabilidades de que los policías que habían dentro estén vivos es de un porcentaje muy inferior, incluso de un zero por ciento. Puedo escuchar cómo los trozos se esparcen por todas partes, incluso partes de las carnes ya separadas de los muertos, ahora sin duda sé que han muerto. Ha sido una suerte que escapara a tiempo.


Jadeo notando rasguños por mi cara y mi cuerpo, pero eso no me importa, he podido escapar a tiempo y sigo viva. Me arrastro poco a poco hasta conseguir llegar abajo. Con las esposas en la mano es muy complicado bajar esta pendiente. Demasiado diría yo.


Noto un dolor más intenso que el anterior en mi hombro izquierdo, cada vez me duele más... Me siento mareada, me duele demasiado. Mi cuerpo anda tambaleándose ya sin control alguno. No sé si podré sobrevivir... Mis ojos empiezan a ver borroso poco a poco, y a cada paso que doy noto el latido de mi corazon, como si resonara por mis tímpanos fuertemente. 


Cojeo, parece que me he roto una pierna. Miro a mi alrededor, estoy en medio de un bosque, cerca de la carretera. Tengo que salir de aquí, tengo que sobrevivir. No por mí, sino...


Las imágenes de Ángel con una sonrisa, el pelo peinado como solía hacer cuando se levantaba y acariciándome la cabeza animado aparecen en mi mente, como una fotografía, al igual que la de Ayla, con sus ojos oscuros y su sonrisa animada. Tengo que sobrevivir por ellos, son mi salvación y lo mejor que me han pasado en mi vida. Además, tengo que matarte con mis propias manos, por todo lo que me has hecho pasar a mí y a mis amigos. Así que llegaré, lo haré, y cumpliré mi venganza.


Todavía cojeando, sigo andando con mucho esfuerzo, hasta que por fin llego a la carretera desierta. Eso es lo malo, que nadie pasa nunca por allí... nunca... Mierda. Y dudo que lo hagan ahora. Caigo al suelo de rodillas, y luego mi cuerpo entero hacia delante.


Jadeo, sé que he perdido demasiada sangre y como pierda un poco más, moriré desangrada... Mis ojos se van cerrando poco a poco, muy lentamente. ¿Ya es mi hora? ¿Realmente voy a morir ya? Las imágenes de Ángel y Ayla aparecen de nuevo en mi mente. No quiero despedirme de ellos tan pronto. 


-No voy a poder aguantar... mucho más...-susurro con voz débil y cansada y voy viendo oscuro poco a poco... Todo se hace oscuro...


-Juni...


¿Quién es? ¿Quién me llama? No consigo saberlo, puede ser mi imaginación, pero en ese momento no puedo saberlo, me estoy muriendo, y esa voz suena tan distante... tan lejana...



Continuará...



Quiero agradecer a todos los que me han apoyado hasta ahora, habéis sido los mejores, y habéis hecho que esta historia que empezó como algo rápido empezara a tomar una forma diferente, y aquí os dejo con lo mejor! Hasta el próximo capítulo! Os quiero besos!!



miércoles, 27 de marzo de 2013

Rota III






Miro el reloj por enésima vez, con el corazón latiéndome a mil por segundo. Ya casi es la hora. Veo cómo la gente me mira de vez en cuando, no me extraña, con la ropa que llevo... La luz de la media luna junto con las nuves se hace notar en el cielo, pero lo que ilumina las calles son las farolas que hay entre la calle y la luz del bar en el que me encuentro.

Uno de los que pasan por el lado de la mesa en la que me encuentro me mira alzando una ceja. Me contemplo, viendo mis mini pantalones negros ajustados, con mi top rojo y mi chaquetón sin mangas, con la cremallera medio abierta, además de mi largo y liso pelo negro cayendo por mis hombros.

No estará tan mal, ¿no? Me apoyo en el asiento con la espalda, estoy demasiado impaciente, y todavía queda un cuarto de hora para que llegues. Suspiro mirando el teléfono, estoy muy impaciente y no sé cómo calmarme. Veo que empieza a sonar, miro la pantallita y veo el nombre "Ángel" Otra vez... Suspiro, respondiendo y coloco el teléfono en mi oreja.


-¿Qué quieres ahora?

-Lo mejor es que renuncies, tengo un mal presentimiento.-dice desde el otro lado del teléfono.

-No creo que vaya a ocurrir nada, no te preocupes.

-Si no vuelves en seis horas sé que habrá pasado algo, e iré a por ti, te guste o no.

-Ya te llamaré. No te preocupes demasiado.

-Ayla también está preocupada, nena.

-Tranquilos, todo irá bien.-veo una figura fuera del bar, y mi corazón late a mil por segundo. Allí estás... por fin...

-Ángel, tengo que colgar, está viniendo de camino.

Escucho un suspiro al otro lado del teléfono, para después escuchar cómo dice:

-Suerte.

No entiendo para qué preocuparse tanto por mí, pero Ángel es así, siempre se preocupa más de lo que debe. Cuando cuelgo el teléfono y lo guardo en un pequeño bolsillo de mi chaquetón, veo cómo abres la puerta y te acercas a mí. Tras verme, tus ojos me contemplan sorprendido y tus labios susurran:

-¿Juni?-asiento con la cabeza mientras noto cómo me contemplas sorprendido.-Joder, vaya cambio has pegado.

-Lo sé. Cosas del destino, supongo-digo mirando la mesa con el wiski en el vaso. Rozo mi dedo alrededor de él, no me atrevo a mirarle a la cara.

-¿Y puedo saber qué hacía Ángel en mi casa?


Suspiro, tengo mucho que contarle, pero no me apetece hacerlo, así que le tocará aguantarse con lo que responderé:

-Él es demasiado sobreprotector, y cuando le viene en gana hace locuras y no me doy cuenta hasta que ya están hechas.

-Pues tu amigo se pasó.

-Lo siento. No esperaba que fuese a por ti.

El silencio nos invade alrededor, y yo todavía no me atrevo a contemplar su rostro.

¿Por qué? ¿Qué me pasa? ¿Tanto llegué a quererlo como para no matarle a él también?
Alzo una de mis manos en mi cabeza, sin dejar de contemplar el líquido oscuro hallado en el vaso.

-¿Cómo lo llevas con tu novia? 

-Bien-escucho cómo suspiras tú ésta vez.-No sabe nada de ti.

-Lo sé, siempre has sido así, nunca has hablado de tus ex.

-Nunca fui tu novio.


Ésta vez, noté un gran dolor en mi corazón. Para mí teníamos una oportunidad, pero tú la perdiste, junto con mis sueños. Creí que lo había superado, pero ahora me doy cuenta de que no es así.

-No quisiste seguir adelante-respondo finalmente transcurridos unos segundos.-No cumpliste con lo que prometiste, aún diciendo que cumplías tus promesas-ésta vez, sí levanto mi mirada para ver tu rostro. No has cambiado nada en estos años... Nada en absoluto, ni siquiera tu estúpida arrogancia.

-No hubo oportunidad.

-¡Fuiste tú quien no le dio la estúpida gana de...!-me muerdo el labio interior, tengo que evitar este descontrol.

-Sabes que conmigo no va el chantage emocional.

-Siempre repites lo mismo, pero nunca lo demuestras, como con lo de tu ex.

Ésta vez, lo que veo en tu cara es enfado, uno descomunal, tus ojos se enrojecen de ira.

-No hables de ella otra vez.

-Sigues sin superarlo, incluso teniendo a una novia. Qué estúpido eres, de verdad.

-¡Cierra la boca!

-¿Lo ves? Sí te funciona el chantaje emocional.

Te quedas callado y ésta vez tengo ganas de reírme. Has sido lo bastante estúpido como para caer en tu propia trampa.

-Eso no cuenta.

-Sí, sí, lo que tú digas, y por que tú lo digas.

-¿Y tú qué? Te has vuelto loca.

-No, ahora tengo un trabajo, una casa, y dos amigos estupendos, lo mejor que pudo pasarme, así que no me vengas con esas o te reviento.

-¿A caso crees que te tengo miedo?

-No, lo que sé es que me subestimas. No sabes cómo he llegado hasta aquí.
Otro nuevo silencio.

-¿Y de qué trabajas?

Alzo la mirada unos segundos y la bajo de nuevo hasta tus ojos:
-Eso, a ti no te incumbe.

-Pues sí, porque parece que vas matando a gente por allí.
¿Lo sabe? Arqueo una ceja.

-¿De dónde has sacado eso?-respondo finalmente.

-Te vi-te miro extrañada-Sí Juni, te vi matar.

-Ah, he matado a tantos que ya no sé a cuál de ellos te refieres.

-¡A mi novia! ¡MATASTE A MI NOVIA!

-Ah, aquella acobardada, de esa sí me acuerdo.

-¡Serás zorra! ¿¡Cómo te atreves!?

Sé quién es su novia, sé que se llamaba Ángela, pero claro, la encontré y por mi ira la acabé matando, no esperaba que él estuviera cerca. Y menos que me viera.

-Gracias, pero es lo que soy ahora, gracias a ti.

-¿Una asesina en série a quien la policía anda buscando por todo el mundo? ¡Te has vuelto loca!

-Fue culpa tuya. Me destrozaste.

-Y tú a mí.

Bebo un sorbo del wiski, ésta vez con una sonrisa maquiavélica en mis labios.
-Pues que sepas que de aquí no vas a salir.

-¿Y tú me lo vas a impedir?

-No, ellos harán el trabajo.

-¿Ellos?

Cuando quiero darme cuenta, me veo rodeada de policías disfrazados de paisanos, pero me doy cuenta después de que saquen sus esposas.

-¡Hijo de puta!-es lo que te grito, no puedo creer que hayas llegado a hacer esto.

Cojo un cuchillo de mi pierna y los apunto, igual que ellos con sus pistolas de calibre 22. Tengo que correr, tengo que largarme de aquí, esto no es bueno... Ahora veo la razón que tenía Ángel en preocuparse por mí.

Corro tanto como mis piernas me permiten, llegando a la puerta, aunque no llego a cruzarla, ya que tras abrirla, me quedo quieta. Bajo mi mirada hacia mi hombro izquierdo, viendo el orificio de la bala que acaba de salir y cómo la sangre roza mi brazo. Caigo al suelo de rodillas, tocándome el hombro. El dolor es horrible. Noto cómo las esposas aprietan mis manos, juntándolas entre mi espalda. Escucho unos pasos por delante y alzo la cabeza, viéndote.

-Ahora vas a pagar todo lo que hiciste.

Mis ojos se inyectan en sangre, tengo ganas de matarlo, ahora mismo sé que no se merece ni nunca se mereció mi amor, ahora es cuando me doy cuenta de lo imbécil que he sido y lo farsante que puede llegar a ser. Escupo en tu cara y grito:

-¡Juro que pagarás por esto! ¡LO JURO!

Recibo un puñetazo tuyo en mi cara, y noto cómo la sangre cae de entre mis labios. Luego, los policías me empujan hasta un coche patrulla y me empujan contra el coche, sin soltarme las esposas. Mi mirada está al frente, entre la carretera, y la furia se muestra en mi rostro. Te vas a enterar de quién soy yo... lo juro.


Continuará...


Quiero dar las gracias a todos los que me comentaron los anteriores capítulos, y sigo dedicando esta historia a Ángel y a Ayla, ya que se lo merecen como nunca, por apoyarme como siempre lo hacen, y conseguir que me dé cuenta de cosas que me cegaban. Muchas gracias, a los comentaristas, lectores y amigos. Besos.